Cuchillos templarios

A principios del siglo XII, los "Pobres Caballeros de Cristo" no fueron más que un puñado durante mucho tiempo. Guillaume de Tyr señala que "después de nueve años, seguían siendo sólo nueve". Alojados por el rey en la mezquita de al-Aqsa, confundida con el "Templo de Salomón", tomaron de ella su nombre. Sin reglas propias ni cruz roja, dependían del Patriarca de Jerusalén, vivían de las limosnas y escoltaban a los peregrinos. En enero de 1129, el Concilio de Troyes, fuertemente influido por Bernardo de Claraval, les otorgó una Regla latina de 72 artículos, inspirada en la Regla benedictina y en las prácticas cistercienses; también les dio la capa blanca. La cruz roja no apareció hasta 1147, durante un capítulo al que asistió el Papa Eugenio III. Una modesta génesis... para una leyenda imperecedera.

En el corazón de Essex (Inglaterra), el granero de cebada del templo de Cressing intriga a los arqueólogos: sus vigas fueron taladas hacia 1220, según ha revelado un análisis dendrocronológico (lectura de los anillos de la madera). Construido por los templarios, este granero basilical de 38 m por 15 m, con sus dos naves y sus macizos postes de roble, es uno de los edificios con entramado de madera más antiguos que se conservan en el mundo. Sin clavos metálicos, cada ensamblaje se basa en espigas y mortajas de notable precisión: una habilidad similar a la utilizada en las catedrales. Esta plataforma de grano financiaba las actividades militares y caritativas de la Orden; ocho siglos después, su mantenimiento regular es prueba de la eficacia de la ingeniería templaria.