Maru 1045 katana afilada, vaina de dragón serigrafiada en negro brillante (saya 鞘), tsuba de dragón plateada (guarda 鍔), tsuka-ito de algodón verde oscuro (tejido de la empuñadura 柄糸) y sageo (cordón de la vaina, 下緒).
Cuenta la leyenda que, en la antigüedad, un dragón embrujaba el monte Senjō (仙丈ヶ岳 Senjō-ga-dake), en el corazón de los montes Akaishi (赤石山脈 Akaishi sanmyaku) o Alpes del Sur (南アルプス Minami arupusu). Saliendo de su guarida de día y de noche, el dragón cazaba en el aire y recogía tesoros, en particular bellas esmeraldas, depositadas por los lugareños para su atención. Su cuerpo, cubierto en su mayor parte de escamas verdes, dio lugar a la creencia de que para calmarlo bastaba con confiarle estas piedras preciosas, muy raras en Japón ...ver más
Cuenta la leyenda que, en la antigüedad, un dragón rondaba el monte Senjō (仙丈ヶ岳 Senjō-ga-dake), en el corazón de los montes Akaishi (赤石山脈 Akaishi sanmyaku) o Alpes del Sur (南アルプス Minami arupusu). Saliendo de su guarida de día y de noche, el dragón cazaba en el aire y recogía tesoros, en particular bellas esmeraldas, depositadas por los lugareños para su atención. Su cuerpo, cubierto en su mayor parte de escamas verdes, dio lugar a la creencia de que bastaba con confiarle estas piedras preciosas, muy raras en Japón, para calmarlo.
Cansados por su presencia y su apetito, los habitantes llamaron a un rōnin (浪人), un antiguo samurái que había recuperado la libertad a la muerte de su Daimyō (大名 señor de la guerra). Conocido por sus numerosas batallas victoriosas, partió hacia las montañas con la esperanza de dar muerte al animal. Para prepararse, hizo forjar mi espada y eligió una montura con muchos dragones. La batalla fue ruidosa. Los truenos resonaban sobre las montañas, iluminadas por relámpagos sobrenaturales. Durante siete días, luché contra el dragón esmeralda, manejado con mano excepcional por mi maestro. Logró derrotar a nuestro adversario con un golpe final en la cabeza del animal.
Mi maestro decidió entonces no luchar más. Me confió a un templo al pie de la cordillera, hoy desaparecido. Desde entonces, espero a un nuevo amo que me sirva y me proteja. Probablemente ya no luche contra un dragón, ya que con el tiempo han adoptado una forma diferente, pero mi vocación de baluarte protector sigue muy viva...
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